Saverio Vivas

Abogado, Abogado! Salgan del Agua!

Más allá de los ampliamente conocidos problemas de falta de justicia, que crea la politización y falta de independencia en el poder judicial venezolano, existe dentro de nuestro sistema judicial, un mundo poco comentado (pero siempre presente), donde se manifiesta claramente nuestro atraso como sociedad.

Ese mundo al cual quiero referirme, es difícil de describir. Esta a la vista de todos, pero es difícil de ver. Es la base de nuestro sistema judicial, pero se rige por normas injustas, como la ley del más fuerte, la del que más tiene, o la del que más puede. Todos lo conocen, pero pocos hablan o hacen algo contra el. Es un mundo de pasillos, escaleras, largos asientos, salones llenos de fiscales, defensores, asistentes, oficinistas, alguaciles, y de colas llenas de madres, esposas, hermanas, y ciudadanos que son la ultima esperanza para otros que penan la muerte en vida de estar en una cárcel venezolana…

Todo buen abogado (me refiero, desde el punto de vista de la sociedad, a todos los que alcanzan la riqueza material ejerciendo el derecho), todos ellos son conocedores de ese mundo que les intento describir… Porque para ser buen abogado, debes conocer las mañas de ese mundo, y por sobre todas las cosas, saber como sacarle provecho monetario a la sapiencia que se requiere para desenvolverse en el. Las personas que por alguna trágica razón deben sumergirse en ese mundo, valoran el conocimiento legal, pero literalmente veneran la capacidad de un abogado para desenvolverse en ese mundo.

¿Y que con todo eso? ¿Es que acaso un abogado no puede ganarse la vida ejerciendo su profesión?

En nada tengo que señalar a los profesionales del derecho. Pero valdría la pena preguntarse, si es justo que el acceso a la justicia sea tan difícil para los ciudadanos que no tienen como pagarla o entenderla… Valdría la pena preguntar si es ético y moral, para los profesionales de la justicia, no realizar esfuerzos para acabar con ese mundo.

Una paradoja injusta es que: los juristas dicen que el desconocimiento de las leyes no te exime de su cumplimiento o castigo… pero tampoco debería eximirme del derecho a la justicia misma. Si comete un hecho sin entender que existe una ley que califica ese hecho como delito, usted va preso, a usted se le aplica la justicia para castigarle… ¡Peroooo! Si se comente un hecho delictivo en su contra, y usted no tiene como, o no sabe como exigir justicia, a usted no se le aplicara justicia para protegerlo.

¡Se jodió por pobre o el bruto!

“Chamo, lo que pasa es que la verdad, la profesión del derecho se trata precisamente de eso”. Me explicaba hoy un exitoso abogado amigo…“La gente no estudia derecho para meterse a Jesucristo. Estudian derecho para sacarle plata a los que se meten en un peo. Mientras existan peos, existirán abogados. El que se mete en peo, debe tener como pagar. Sino, pues que no se meta en peos… Y lamentablemente, facilitarle demasiado la justicia a la gente, es dejar sin comida a los abogados…”

Interesante y franco razonamiento. Injusto, pero Poderoso argumento, diría yo.

¡Que peo!

Si la posibilidad de acceso a justicia en Venezuela, es directamente proporcional a la capacidad monetaria o nivel intelectual de los ciudadanos… entonces nuestra sociedad es inmensamente injusta. No puede haber un estado de justicia, si esta se base en la ley de la selva. Y la profesión del derecho no puede dignificarse ante los ojos de los ciudadanos, si quienes la ejercen actúan como los tiburones de esos acuario llamados palacios de justicia.

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